Ser padre no es una tarea nada fácil. No existe una “guía universal” que ayude a educar a los hijos para que se conviertan en adultos bien.
En ese sentido, la adolescencia suele ser la etapa más complicada de sobrellevar, no sólo para los padres sino para los propios hijos, pues es aquí cuando los menores buscan su propia identidad, y suelen actuar de manera rebeldes.
Lo anterior es completamente “normal”, pero, ¿cómo saber cuándo ya es “demasiado”?
¿En qué momento los comportamientos desafiantes ya se han salido de control, al grado de ser necesario admitir que se necesita ayuda profesional para educar a nuestros hijos?
A continuación, te mostramos cuáles son los principales comportamientos que, de presentarse, son una señal inequívoca de que deberías comenzar a buscar internados en San Diego:
El joven consume cualquier tipo de droga, lo cual incluye las legales y “socialmente aceptadas”, como lo son el alcohol y el tabaco, aunque no se trata de una conducta frecuente.
El menor se ve a sí mismo y actúa como una persona “ingobernable”, es decir, alguien que no permite ser “mandado” por nadie, incluyendo a sus padres, maestros, o en general cualquier figura de autoridad. En ese sentido, una característica importante cuando se da este comportamiento, es que el joven carece de temor a castigos, siendo retador e indisciplinado.
La mayoría del tiempo, sino es que siempre, es una persona altamente conflictiva. No espera que “los problemas lleguen”, sino que él mismo suele ser quien busca cualquier pretexto para iniciar una pelea, ya sea verbal o física, con cualquier miembro de la familia.
Hay ocasiones en los que, principalmente por motivos económicos, el adolescente se ve forzado a dejar la escuela y tiene que buscar un trabajo para aportar a la casa. No obstante, hay casos en los que no le interesa conseguir un empleo, y en caso de que lo haga, suele ausentarse y mostrar desinterés por su futuro laboral y educativo, convirtiéndose en una persona que ni estudia ni trabaja.
Ha sido parte de la planeación y/o ejecución de al menos un acto vandálico. Esto incluye hasta el más “mínimo”, como por ejemplo robar a alguien de su propia familia.
Descuida totalmente su apariencia, dejando de asearse por completo, vistiendo regularmente de manera inapropiada sin importarle el contexto en el que se encuentre. El haberse hecho tatuajes o perforaciones (piercngs) sin previa autorización de los padres, es también un indicativo.
Se rehúsa por completo a modificar comportamientos rebeldes y/o conductas erróneas, como lo son llegar tarde a sus casas, frecuentar ciertos lugares, reunirse con amistades perjudiciales, dormir a deshoras, y en general no llevar un estilo de vida saludable.
¿Tú hijo o hija presenta uno o más de estos comportamientos? Entonces no lo pienses mucho, y comienza ya a buscar internados en San Diego que puedan ayudarte a ti, y sobre todo al menor.